diumenge, de setembre 30

Diseñar actividades en SL: que no quiero que sea


Diseñar actividades para SL (o en Second Life) es para mí todavía una incógnita a resolver ya que hay muy pocas cosas que me gusten. En realidad me rechinan los dientes casi con cada propuesta.
Y no es que sea especialmente intolerante -que lo soy, sentidamente, y más a medida que pasan los años- sino que lo visto hasta ahora es igual que en las dimensiones de la vida real, sin el "plus" que podría ofrecer el entorno. Estoy deseosa de ver ejemplos de una actividad (aunque sea una) que combine la colaboración con la interacción. Pero por ahora... cero patatero.

Podría comentar muy brevemente que NO quisiera que sea:
- una "hermosa aula" en tres dimensiones igual de hermosa que las de la RL.
- una "hermosa pantalla" donde se impartan contenidos estáticos, sin más actividad que la de leerlos y comprenderlos.
- podcasts sencillamente descriptivos e informativos.

Y me gustaría:
- actividades in world que giren alrededor de la construcción del conocimiento y que el aprendizaje se produzca en la interacción de sus miembros.
- como es un escenario nuevo, sería interesante que estas actividades combinen el aprendizaje de procedimientos para "vivir" en SL y aquellos otros propios de objetivos más disciplinares.
- que la búsqueda e investigación sea el método y a la vez motivo para llegar a los objetivos propuestos por el formador.

A una semana del comienzo del curso Second Life i el seu potencial educatiu en el marco de la Escola de Tardor Espiral estas son preguntas un tanto complicadas de resolver... Las tendremos que responder sobre la marcha con todos los compañeros y compañeras apuntados.
Y en l'Escola d'hivern ya andaremos sobre tierra más firme, o sea, apisonada por muchos.

Referencias:
La ilustración me la copie del blog de mi amigo Paco, de quien siempre me nutro y al que agradezco su visión aguda del quehacer educativo.
Esta semana me gustó el post de Boris.

dilluns, de setembre 24

Gabriel García Márquez y vendimia en Sant Benet de Bages

Ayer fui vendimiadora.

Dolor y belleza mientres feia la verema en unas feixes de un buen compañero que propuso a unos cuantos ir por la mañana a coger las uvas, almorzar juntos en medio de los cajones repletos y participar de la molienda. Fantástico.

Mi imagen de la viña son campos extensos, extensísimos. Como una lacia cabellera de surcos casi al infinito, con el solo límite de la Cordillera de los Andes al fondo, como si estuviera allí al alcance de mis manos -¡pero a kilómetros interminables de mula o de todoterreno!.
No obstante, el olor y la felicidad que me produjo esta jornada en la mini-viña de Sant Benet todavía me toca y me hiere.

Quedó para mi diálogo interior la inmensidad de las viñas de Mendoza (estos argentinos, siempre tan exageraos jajaja) y también el recuerdo de mi amigo-esposo Daniel, quien eligió quedarse para siempre entre viñedos y fondo de Cordillera y que -siempre tan recalcitrantemente antieuropeo- hubiera dicho que era una viña "de mentira" jajajajajaaaaa. También decía que La Mola era como un pastelito de cumpleaños ¡y es una de las montañas que más quiero y a la que me siento más unida!

¡Cuántas vidas caben en una vida! Mi intensa felicidad de ayer entre niños, perros y raïms y el acostumbrado dolor ante lo que no tiene remedio. Me inclino, miro, corto, pongo en el cajón, busco, cojo, sostengo, corto, pongo en el cajón. Y así juntamos uva hasta llenar unos 2500 litros en unos bidones de aluminio. ¡Cuánta abundancia! ¡Qué despliegue! ¡Y qué vinachos estupendos de la cosecha pasada que degusté entre risas y bromas!

El vino y las risas me devolvieron al paisaje real, la presencia sobre las ausencias. Comencé a descender al Bages, a que mañana miércoles empieza la GES a l'IOC, a que estoy preparando una actividad sobre Crónica de una muerte anunciada para ellos (los todavía desconocidos) y justo justo justo, encuentro esta cita de Gabriel García Márquez, sobre las inmensidades americanas.

Un problema muy serio que nuestra realidad desmesurada plantea a la literatura, es el de la insuficiencia de palabras. Cuando nosotros hablamos de un río, lo más lejos que puede llegar un lector europeo es a imaginarse algo tan grande como el Danubio, que tiene 2,790 km. Es difícil que se imagine si no se le describe, la realidad del Amazonas, que tiene 5,500 km. de longitud. Frente a Belén del Pará no se alcanza a ver la otra orilla, y es más ancho que el mar Báltico. Cuando nosotros escribimos la palabra tempestad, los europeos piensan en relámpagos y truenos, pero no es fácil que estén concibiendo el mismo fenómeno que nosotros queremos representar. Lo mismo ocurre, por ejemplo, con la palabra lluvia. En la cordillera de los Andes, según la descripción que hizo para los franceses otro francés llamado Javier Marimier, hay tempestades que pueden durar hasta cinco meses. "Quienes no hayan visto esas tormentas –dice– no podrán formarse una idea de la violencia con que se desarrollan. Durante horas enteras los relámpagos se suceden rápidamente a manera de cascadas de sangre y la atmósfera tiembla bajo la sacudida continua de los truenos, cuyos estampidos repercuten en la inmensidad de la montaña". La descripción está muy lejos de ser una obra maestra, pero bastaría para estremecer de horror al europeo menos crédulo.

Referencia:

Fantasía y creación artística en América Latina y el Caribe, Gabriel García Márquez

¡Dios mío, todo un día sin pensar en Second Life! (esto es grave... jeje)



Escola Virtual de Tardor d'Espiral 2007



http://www.ciberespiral.net/wete07/index.html target=blank