dissabte, d’octubre 7

Síndrome de Aspergen y TIC (3)

Estoy contenta con los resultados de Miquel. Más que resultados debería decir procesos, ya que noto que todo él es un lentísimo transcurrir (pero vivo y fascinante).
La integración en el grupo es buena, teniendo en cuenta que son todos compañeros desde primero de la ESO y se conocen. Yo no he percibido burlas ni nada significativo, la relación es normal, excepto que M. se sienta dando la espalda a todos. Muy lentamente intento ir girando las mesas para que todos nos podamos ver.

M. es un buen escritor: imaginativo y meticuloso. Esto lo lleva a una exagerada lentitud y a algunas actitudes obsesivas como por ejemplo el uso del corrector ortográfico. Cambia el idioma, agrega términos nuevos, se queja de que no le corrija algunas palabras que él sabe que están mal escritas (cuando el corrector no le corrije se (de saber) porque lo confunde con se (pronombre), pone a prueba la herramienta y piensa soluciones...
No obstante, no pierde fluidez expresiva. Mis intentos para que no se preocupe por el tema son infructuosos. Digamos que M. no se puede despreocupar por nada. Aunque no lo presiono, noto que tiene como una especie de presión interior por ir resolviendo las cosas sin dejar ningún cabo suelto.

Aproveché entonces esa actitud para trabajar la escritura. En este caso presenté a los chicos una serie de palabras clave para que desarrollaran una narración: 30 de octubre, un tiro, un tiro, enigma, detective, descubrimiento.
Naturalmente, lo de un tiro, un tiro lo puse a propósito a ver qué observaciones lingüísticas salían. La mayoría gritó:

- "Señooo, ... que podías haber puestos dos tiros.

- No, -les dije yo- el orden de la narración no tiene por qué ser el mismo que las palabras claves... Puede haber un tiro y un tiro después.

Entonces M. se me acerca y privadamente, como si no quisiera descubrir mi torpeza delante de sus compañeros me dice en voz baja:

- Bea, tenías que haber puesto otro tiro, ya que dijiste que el pronombre indefinido otro sirve para conectar, para seguir el discurso y no repetir.

Efectivamente, la clase anterior la habíamos dedicado a los conectores del discurso. Recuerdo que M. escuchaba y que yo -que pensaba que estaba en Babia- ¡¡¡casi me enfado porque no había sacado ni el boli del estuche!!!

Naturalmente que le tengo que poner normas y pautas, pero también observarlo para ver cómo aprende en mis clases y aprovechar sus particularidades.

Pero aparecieron problemas: M. no sabía cómo empezar a escribir, hasta que se le ocurrió narrarlo en forma de expediente policial ¡así se evitaba el lenguaje literario, que odia! Y se la pasó riendo de su manera de salirse del paso. A mí me encanta cuando ríe.

En cuanto acabe una breve narración, la colgaré en Actilingua como hacemos con la de todos sus compañeros.


Referencias:
Una página fabulosa:
http://www.pnte.cfnavarra.es/creena/