
Dentro de un dedal había un salón de costura donde la abuela bordaba rosas cuando era una niña obligada a quedarse del revés de la luz para no que no la distrajesen los ruidos del mundo.
                       Dentro de una foto del padre había un joven que regresaba                        a las montañas cruzando campos ardidos por la guerra,                        y había cuerpos acabados de fusilar pudriéndose                        en el fondo de las pupilas.
                     Detrás de un guante viejo había un hermano                        desaparecido, en un pastillero vacío acechaba la                        locura; sobre los platos cascados comía una familia                        sentada en torno de una mesa de roble; dentro de un cofre                        la madre guardaba cartas de pretendientes, y con las cartas                        esperanza y pobreza y plumas que avanzaban despacio sobre                        el papel rugoso de las vidas pasadas.
                     En tu historia había historias imposibles de limpiar                        y cuartos cerrados que no se abrirían nunca porque                        las estructuras de las casas son cajas chinas interminables                        y concéntricas y de la misma manera misteriosas.
(De Esperan la mañana verde, 1998. María Rosa Lojo, escritora argentina, 1954)