dilluns, d’abril 26

Ediciones Último Reino gana el Premio Konex

Al poco tiempo de llegar a esta mi tierra -era un barco transatlántico con restaurante donde comía tres platos (este detalle ya me alucinaba)-; decía, cuando llegué a esta tierra en la que el espejo me viene devolviendo muchas Beas, entonces conocí a Víctor Redondo.

Víctor es un poeta argentino, entonces de unos veintipocos años (yo, ¡ay! tenía los mismos) con quien me uní para siempre (ufff, cuánto me gusta y me emociona escribir esta frase).

Por él releí y reconocí a Ezra Pound, Eliott, Fernando Pessoa. Mediante largas conversaciones supe de Olga Orozco, Mario Morales, Alberto Girri,...
Por él conocí a Jorge Zunino, Susana Villalba, Monica Tracey, Mirta Defilpo, el pintor Pablo Shugurensky y tantos más.
Por el integro el CIRPR (un comando anarco-literario, experiencia de escritura y furia telemática) del que hablaré un día de estos.

En nuestra Barcelona de entonces, leí su mecanoscrito de Homenajes, con el que ganó el Premio Jorge Guillén al Milenario de la Lengua.

En 1979 sufrí el desgarro de su partida. Víctor quería volver y crear una revista de poesía, que fuera a la vez difusora y editora. Se llamaría Último Reino. Yo quería ser profesora de castellano y trabajar con cosas que todavía no existían.

A lo largo de estos años Último Reino editó más de 400 libros. Víctor se implicó tanto en su tarea de creador y editor que es el fundador y hoy Presidente de la Sociedad Argentina de Escritores y Escritoras argentinos.

Hoy me envía la noticia de que Ediciones último Reino acaba de obtener el Premio Konex rubro Letras: Ediciones, década 1994-2004.

Los Premios Kones se dan a anualmente a personalidades distinguidas en todas las ramas del quehacer nacional. El propósito es sembrar el porvenir, premiando el presente en cuanto es permanente y digno, para que el ejemplo de los mejores sirva de factor de emulación a nuestra juventud.



Me siento orgullosa de toda mi generación: de los que bajamos en la década del 70 de barcos donde se comían tres platos y nos quedamos aquí para siempre cavando en la piedra para hacer camino, y de los que volvieron a una patria deshecha a luchar a brazo partido para que la palabra, la belleza, el amor no se pierdan.